
El acto de asunción de Ricardo Quintela como gobernador, será mucho más que un traspaso de mando. Su trayectoria y el contexto histórico, configuran un hecho de gran trascendencia para la historia política de La Rioja.
La asunción de Ricardo se ha convertido en los últimos días, en el motivo para una convocatoria popular abierta. La misma es impulsada por el peronismo, que es el actor principal del Frente de Todos, que es la mayor y diversa expresión de unidad lograda contra la exclusión neoliberal en La Rioja.
El lugar elegido es el Superdomo del Parque de la Ciudad, y del vamos todo indica que por primera vez este gigante dormido se llenará; y lo hará con una fiesta popular, lo cual no es poco para un bautismo de fuego. Pero esto es solo anecdótico, porque lo que allí acontecerá, de verdad viene cargado de atributos simbólicos de gran relevancia.
Lo central del acto que allí tendrá lugar, será el momento de la entrega del bastón de mando a Ricardo Quintela. La inscripción que llevará el báculo dice: “Con el oído en el Pueblo”. Son un puñado de palabras que imbrican de inmediato el designio del nuevo gobierno, con la historia de resistencia contra la opresión.
Esta expresión, que de seguro resulta familiar, forma parte del principal postulado que legó Monseñor Enrique Angelelli: “Con un oído en el Pueblo y otro en el Evangelio”. Es todo un detalle para entender que la historia dio una vuelta, y aquello que la dictadura asesina quiso enterrar, hoy emerge en un rito democrático; promoviendo la práctica de opción por los pobres, que es la convicción que signó la vida de los mártires y perseguidxs políticos de La Rioja.
Las significancias que surgen de la memoria son muchas, pero concretamente, en este acto institucional se concatenarán la voluntad política del nuevo gobierno, con aquello que el liberalismo y la “historia oficial” pretendió destruir.
La antesala o inicio del periodo que se dejará atrás coincide si se quiere, con un incumplimiento de Carlos Menem. En el año 1973, el ex presidente prometió conceder en Aminga, las tierras improductivas y horas de riego abandonadas por la familia Azzalini, a lxs trabajadores rurales organizados cooperativamente en Codetral. La promesa se la había hecho nada más y nada menos que a Enrique Angelelli y a través de su persona, al conjunto de organizaciones populares de La Rioja.*
Este giro provincial en favor de las mayorías, es posible gracias a la victoria electoral lograda por el peronismo como actor central del Frente de Todos. Haberse impuesto a los representantes del “macrismo” y al sector liberal del propio justicialismo, permiten afirmar que el acto en el Superdomo será la coronación de una doble victoria para los intereses mayoritarios.
Cuando todo estaba prefigurado para que Beder Herrera volviera al poder; el sauceño desafió la adversidad y asumió coherentemente el lugar para el cual había sido elegido. Sergio Casas logró sortear un esquema perverso. Para esto se apoyó en los sectores progresistas del poder político y en adelante optó siempre en ese sentido, legitimando con esta actitud un retorno a política de la Justicia Social.
Para el Justicialismo se trata de una vuelta de página luego de un largo período en el que su doctrina fue desplazada por dogmas liberales. Esta impronta, que se consolidó en los 90, lo condicionó todo en La Rioja, aún bajo el gobierno Nacional y Popular de Néstor y Cristina. Durante esta etapa, el Partido estuvo prácticamente cerrado, impidiendo la participación a referentes críticos del oficialismo y a la juventud.
Tanto el actual gobernador como Ricardo Quintela, debieron resistir para llegar a este momento, innumerables operaciones destinadas a denigrarlos. Sin embargo, la coherencia de los protagonistas y la acumulación de poder en los mandos intermedios y las bases se impusieron. A partir del 10 de diciembre, el hijo de una pareja de trabajadores, militante peronista de la justicia social y experimentado dirigente, será el Gobernador de La Rioja. Para quienes analizan la historia desde la lucha de clases, se trata de un referente que reúne condiciones ideales para liderar un proyecto soberano.
Por todo esto, se puede afirmar que en las últimas elecciones lxs riojanxs no solo le ganaron al gobierno nacional de los ceos, sino que también le ganaron el liderazgo al liberalismo que sostenía posiciones expectantes en el partido de gobierno; y que en resguardo de sus intereses no aceptó la unidad y conspiró contra el Frente.
Finalmente, pero de importancia mayúscula; decir que esta reivindicación en la rémora provincial, se encastra virtuosamente en el gran triunfo del Frente de Todos a nivel nacional, pues el mismo día que aquí se haga el traspaso de mando, Alberto y Cristina Fernández asumirán los máximos lugares del poder político del Estado argentino. Una victoria popular frentista que se consolidó ante la debacle social producida por un gobierno que se instaló bajo una dictadura mediático judicial, devastando la matriz productiva y económica, en favor de la oligarquía agraria y el centralismo financiero mundial.
*La promesa de las tierras de la finca abandonada de la familia Azzalini a lxs trabajadores rurales sumidos en la miseria, fue el caballo de batalla de Menem para ganar las elecciones a gobernador en el 73. El eslogan prometía: “la tierra para quien la trabaja”, algo que finalmente no se cumplió. Aunque la Legislatura aprobó la expropiación de los terrenos, los “cruzados de la fe” y el terrorismo de Estado que empezó antes de la dictadura del 76’, lo impidieron. Los terratenientes y comerciantes de la Costa, entre ellos Amado Menem y sus hijos, echaron a pedradas al Obispo y a su pastoral de Anillaco. Lxs trabajadores cooperativos, pagarían con persecución y cárcel haber formado parte del movimiento.
Redación El Tala Comunicación Popular
