Falleció el comunicador popular, escritor y gestor cultural riojano, Alejandro Delgado, conocido cariñosamente como “El Cura”. También firmó sus escritos artísticos y opiniones, bajo el pseudónimo de Víctor Pink. Su muerte, tan prematura, nos golpeó muy fuerte.
Acompañamos en estas horas a toda su familia, en especial a sus hermosxs hijxs, de quienes podemos dar fe, se sentía orgulloso. Diremos además, que por ellxs estaba dispuesto a entregar todo lo que se puede entregar. De hecho así lo hizo, por eso nunca entregó sus principios. El ejemplo, la coherencia, es quizás uno de los legados más importantes que un padre pueda dejar a sus hijxs y él lo hizo. Sostuvo sus convicciones de manera frontal, aún bajo las condiciones más desfavorables.
Luchó como luchan todos los de su tipo: hasta las últimas consecuencias. Quienes crean que la trinchera donde estuvo batallando V. Pink; la trinchera de la lucha de posiciones ideológicas, la de construcción de relatos y sentidos, es un lugar de comodidad, se equivocan.
El campo de batalla en la lucha de ideas, es tan difícil como el que se debe afrontar en cualquier otro frente. Permanecer en este implica mantener abierta la sensibilidad y exponerse al dolor. Es un lugar desde donde se puede ver la perversión y los movimientos de avanzada del enemigo que enfrentamos y peor aún, es un lugar muchas veces incomprendido y ninguneado por los propios. Es de verdad una trinchera que te oprime el corazón. Todo esto lo decimos porque es necesario destacar la labor y trayectoria de Alejandro Delgado, en la lucha por la hegemonía cultural contra la opresión.
La base de acción del “Cura” en los últimos tiempos fue la sede de Ex Presos Políticos y “La Casa de la Memoria” que allí funciona; un lugar a donde podía jugar de local. Hay que decir que en La Rioja, hay pocos espacios con la capacidad amorosa, solidaria y plural, como el que brinda el colectivo de ex presxs, compañerxs que lo amaron.
Justamente, pocas horas antes de partir, había estado haciendo el aguante a una iniciativa que él mismo gestó, la Feria de Arte, cuya primera sede fue la Casa de la Memoria. Allí estuvo rodeado de libros, recibiendo al público junto a otrxs compañerxs, antes de ir a la casa de sus hijxs, que es lugar donde pasó las últimas horas en esta vida terrenal.
Alejandro Delgado, fue vocero de prensa del gobierno de Ángel “Didi” Maza, trabajo que compartió junto a otros destacados comunicadores de la prensa institucional en la provincia y fue también uno de los hacedores de la Feria del Libro, en cuya organización nunca dejó de participar.
A riesgo de ser interpretado como políticamente incorrecto, supo alejarse de la chatura dogmatica, sin dejar de ser leal. Es peronista revolucionario, hincha de Boca y de Andino, a muerte.
Su libro, “Texticulos”, es y será, porque aún no cobra la notoriedad que da el tiempo, un valioso testimonio artístico y político, de cómo su generación resistió el neoliberalismo, incluso desde adentro del poder en la provincia. Esto mismo se puede comprobar con la agenda cultural que propuso para La Rioja. Dejó un par de libros inéditos que deberemos esperar para saber de que se tratan.
Hace algunos meses accedió a formar parte del proyecto de Comunicación Popular “El Tala”, como socio de cooperativa La Bocona. Él esperaba la apertura de la radio para continuar su trabajo como comunicador desde ese lugar, necesitaba ese espacio tanto como nosotrxs. Por eso guardaremos su memoria y seguiremos luchando como lo hacen todxs sus compañerxs.
Por último, adherimos a lo que dijo “Chingolo” Barrionuevo esta mañana, cuándo lo despedíamos, aludiendo al Libro “Entrevista al pie de la Horca” de Julius Fucik: “Hemos vivido por la alegría, por la alegría hemos ido al combate y por la alegría morimos. Que la tristeza no sea unida nunca a nuestros nombres”. Y así será de ahora en más, no asociaremos nunca el nombre de Alejandro el “Cura” Delgado a la tristeza.
