El fallecimiento de Carlos Menen fue tratado con expresiones de respeto y cariño por parte de la dirigencia provincial, sobre todo la que generacionalmente surgió en la política de su mano. El primero en reflejarlo fue el gobernador Quintela, con expresiones de congoja y afecto, aunque a él la historia lo ubica tempranamente abriendo camino a una construcción propia, ideológicamente alejada del neoliberalismo y aferrada a la doctrina original del peronismo.
Mientras desde los medios porteños se bombardea en blanco y negro, con análisis que dejan de lado la percepción de una Argentina postergada por el centralismo, en La Rioja el fenómeno Carlos Menem permanece en el sentido común de una buena parte de la sociedad como un pasado mejor, que se complejiza más allá del bien y el mal. Algunos ensayan sus cuestionamientos panfletarios obvios, por el lugar que abrió Menen al neoliberalismo; otros defienden su presidencia con valoraciones políticas sesgadas de análisis crítico.
Tanto el Gobernador, como los principales referentes de su equipo resaltaron el carisma, la vocación democrática y también reconocieron lo que logró para La Rioja, pero evitaron entrar en comentarios respecto a las consecuencias desastrosas en las que derivaron las reformas que implementó.
Más allá de todo lo negativo y positivo que se le puede atribuir al gobierno de Menem, poco se hace desde los medios más potentes para contextualizar con el papel que jugó el poder real en su presidencia. Poco se dice de la tendencia globalizadora neoliberal que signó aquel presente, tras la caída del Muro de Berlín y el ascenso del consenso de Washington como norma para un mundo que la industria cultural modelaba con EEUU como garantía de democracia y la muerte de las ideologías.
La historia de los pueblos le dará el lugar que le corresponde, pero mientras tanto el sensacionalismo deja poco lugar a la reflexión, aviva juicios cargados de odio , y opiniones oportunistas que glorifican o demonizan, pero que en todos los casos se corren del análisis del factor humano e histórico que definieron sus actos.
Un mensaje para tener en cuenta y dimensionar la complejidad de lo que significó Menem, es el de Armando Molina. “Despido al SUEÑO DE LA PATRIA FEDERAL”, expresó Molina y el mensaje es de referencia para esta nota, si se considera el presente de unidad del sector vinculado a Menem con el Frente de Todxs.
Uno de los guardianes de la historia del quintelismo, como lo es Molina , refleja de alguna manera la importancia simbólica para el ideario del interior que significó la llegada de Menem a la presidencia; un sueño que movió a aquella juventud, entre las que se encontraban él y Ricardo Quintela, a trabajar la candidatura del ex presidente.
“Seguiremos librando aquella batalla con decisión, inclusión y gestión política y social. Adiós Carlos. Quedarás en nuestra historia por tus marcas de humildad y por ser un caudillo que dio todo por su pueblo”, se despidió.
Por Alejandro Romero Para El Tala Comunicación Popular