Si algo tiene de bueno este momento de crisis, es que nos permite ver al desnudo personajes que operaban en las sombras sosteniendo posiciones antidemocráticas en las instituciones. Un ejemplo patético de esto, es el del docente universitario Leonardo López, quien pidió “la horca” para Delfor Pocho Brizuela, por sentirse atacado ante la adhesión de éste a un documento de la Pastoral de la Iglesia en favor del eventual “impuesto a la riqueza”.
Al parecer las declaraciones de Pocho Brizuela a favor de una contribución de los que más tiene, en favor del bien común, encontraron un ferviente detractor en la docencia universitaria. Albert Camus en su libro “La Peste” describe con exactitud la naturaleza del impulso de este profesor de la UNLAR: “Lo peor de la peste no es que mata a los cuerpos, sino que desnuda las almas y ese espectáculo suele ser horroroso”.
Además de repudiables e inadmisibles, los dichos de López son, en el marco de las ciencias sociales, una postura desacertada y retrograda. Sin embargo, más allá del disgusto, estas declaraciones por parte de un docente, vienen preñadas de una virtud; la de mostrar con sinceridad el sentido común de un sujeto que ostenta el lugar estratégico de un aula para intentar reproducir ese discurso.
En este caso no estamos hablando del poder real de las corporaciones, que siempre está oculto, pero si estamos hablando de quienes defienden sus posiciones y a la vez hacen de polea de transmisión, en este caso dentro de la educación pública. Parece poco este hallazgo pero es mucho a la hora de visibilizar los esbirros del neoconservadurismo universitario en la provincia, que impiden como un lastre, tras “La Toma”, el avance de una reforma democrática y progresista en la UNLaR.
El profesor López, un desconocido total en la vida pública del a provincia hoy se atrevió, en nombre del “decoro y sacrificio individual” a pedir la muerte para Delfor Brizuela, un referente intachable en materia de DDHH que está a años luz de desear lo mismo que López para él o para cualquiera. Sin embargo difícilmente el sentido común del profesor López sea individual, pues no existe tal cosa. En este punto es necesario tomar conciencia de que existen profesores López; que esta postura antidemocrática exacerbada de López, tiene anclaje en sectores alienados de la vida universitaria y social en la provincia; que ilegítimamente defienden los intereses de las minorías mientras comen de lo público. Ahí están, la peste los pone de manifiesto.
Los dichos de López lastiman los sentimientos de quienes conocen a Delfor Brizuela, quien pese a todos los ataques, conserva el consenso hacia dentro de la mayoría de los actores sociales y del Gobierno de La Rioja. Posiblemente, este sinceramiento le cueste al profesor López una justa sanción, pero no debemos conformarnos con la cuestión punitiva y avanzar un poco en esto de sacarle el velo a los hilos del poder real en las instituciones del Estado.
Nota – El Tala Comunicación Popular – Foto – Archivo Diario El Independiente
