Los llamados chalecos rojos, que vemos a diario en las calles o barrios de nuestra Ciudad, se volvieron populares.
Populares no por tan sólo verlos, sino por la tarea de concientización y la ayuda que brindan, a quien lo necesite. Son pibas y pibes que entendieron que había que ponerle el cuerpo a esta emergencia sanitaria, y así cada día, sin importar el pronóstico, cumplen con su tarea, con mucha responsabilidad y respeto.
Lo que hay que decir que no siempre son correspondidos, y no son pocas las veces que deben lidiar con el enojo y la frustración de quienes no pueden o no quieren valorar a quienes los cuidan.
Por citar solo un ejemplo de una familia orgullosa de su hija, compartimos el posteo del Padre de Delfina Tineo:
Mi hija es «Chaleco Rojo»
Me da mucha bronca escuchar o leer por ahí a algunos, influenciados por advertidos periodistas, hablar mal o insultar livianamente a los «Chalecos Rojos».
De lunes a viernes a la 7:30 llevo a mi hija de 19 años a la puerta del Banco para que realice la tarea de ordenar, advertir, aconsejar y otras hierbas a los usuarios del Banco en estas nuevas normalidades.
– Hoy les tuve que activar la tarjeta a una pareja mayor que no sabían como hacerlo.
– Una señora me puteó por que le dije que se ponga bien el barbijo.
– Que frío que hizo.
– Un metro y medio de distancia, no entienden y se enojan, están las marcas en el piso!
– Una señora nos trajo caramelos.
– Esta mañana estuve cuidando al nene de una chica por que no dejan entrar niños al banco.
Ellos están expuestos para darte una mano a vos, a tu mama, a tu abuelo.
Estoy orgulloso de mi hija y sus compañeros de militancia.
Estoy orgulloso y agradecido de «Los Chalecos Rojos» militantes de la vida!