La reacción de los gobiernos populares ante la pandemia fue como una frenada sorpresiva y violenta para el sistema; muchas realidades que permanecían ocultas en el fondo, salieron disparadas hacia la vista de todxs. Que el Estado puede ser sustituido por las corporaciones; que al trabajo lo sostiene el capital; que la exclusión no incide en la realidad de los incluidos y que existe el periodismo objetivo, son algunas de las falsedades que quedaron bailando desnudas en medio de la crisis sanitaria global. Por Alejandro Romero
El gran consenso nacional en torno a la defensa de la vida y la salud, se presenta como un punto de inflexión en la política. Desde que todo se paró a causa del covid-19, muchas verdades que eran invisibilizadas por la manipulación mediática, se han vuelto más simples de entender.
Las operaciones del poder real y la constante cantinela de sus medios de comunicación quedaron exponencialmente expuestas ante la opinión pública mundial, abriendo un tiempo de conciencia que nos permite mirar un horizonte colectivo, pero también entender a donde no podemos regresar.
La idea neoliberal de que al trabajo lo garantiza el capital, de que el mundo puede ser regulado por el mercado ha quedado en ridículo. La pandemia ha dejado claro que sin trabajadores el sistema de especulación implosiona. Al mismo tiempo, el rol del Estado como único garante de derechos ha pasado a ser indiscutible.
Las medidas ante la pandemia, son un duro golpe a la cultura del individualismo que impulsan quienes querían borrar al Estado del mapa para dejar la vida de las personas en manos de corporaciones. Son un duro golpe a la anti política de mercado que se refleja en el alto acatamiento a la medida de Aislamiento Social que dispuso el Gobierno y los distintos gobiernos provinciales.
Está claro que transcurrimos un tiempo de crisis que nos permite replantear el lugar de los distintos sujetos e instituciones. Por ejemplo el lugar de los actores de la economía popular, que sostienen al sistema por afuera de lo que el sistema puede contener, y que en el contexto de una pandemia dejó de producir y consumir. Un sector que hoy estaría librado a su suerte si gobernara el neoliberalismo, pero que de cara al futuro deberá seguir su camino hacia la institucionalización.
Quedó a la vista la realidad de un sistema judicial que el poder real se negó a democratizar; y la decadencia del aparato penitenciario, repleto de causas sin tratar, sobrepoblado de causas por drogas de gente que consume o vende para consumir y comer, pero no de grandes traficantes. Quedo a tiro del pensamiento crítico popular, el fracaso del punitivismo, que dice buscar la rehabilitación, pero solo consigue retroalimentar la marginalidad y garantizar grandes ganancias para unos pocos. Salieron a la superficie además, las existencias subterráneas que muchos señalan desde la moral, pero que se niegan a reconocer como las consecuencias de la exclusión.
Lo mismo ocurre con el sistema de salud y los difusos límites entre lo privado y lo público, donde se juegan intereses que dejan de lado el derecho de la salud. Algo de esto ya hablamos en anteriores notas, reflejando la necesidad de avanzar en una reforma que potencie la inclusión a este derecho elemental de la democracia.
Finalmente, quedaron expuestas también las posiciones cínicas de sectores elitistas de la comunicación y el feminismo, que posan de progresistas contándole las costillas a un gobierno popular en nombre de la objetividad. Son, quienes en este delicado momento hacen señalamientos desde el parnaso de la moral, pero cuando hubo que defender los procesos de inclusión del ataque del establishment quedaron en la neutralidad; y son lxs mismxs que luego relativizaron el perjuicio que las corporaciones causaron cuando llegaron al poder del Estado.
Por un momento, mal que le pese a muchos, la historia les da la razón a quienes siempre lucharon por la igualdad y a quienes hicieron posible este nuevo momento de unidad nacional. Las ofensivas de los dueños del poder financiero y sus cómplices en el poder político, nada pueden hacer para romper este gran acuerdo que está impidiendo la muerte de miles de compatriotas.