Para ayudarla a la intendenta de Verdad, alguien le tendría que explicar que su berrinche político ha quedado fuera de lugar. Explicarle por ejemplo, que su espacio ya no cuenta con sustento popular alguno y que a esta altura de los acontecimientos ya nadie cree que la decisión de hacer un pase a planta masivo, sin previsión presupuestaria, fue un acto de compromiso con los trabajadores.
Lo cierto es que esos trabajadores, que en un principio le creyeron y fueron arrastrados a una operación desestabilizadora, para incidir electoralmente, hoy se sienten víctimas y están en un plan de lucha para conseguir los que les prometió. Sin embargo, lo más probable es que en el fondo estén esperando su renuncia, lo cual ya es un sentimiento generalizado. Esto es así porque con el correr de los días la manipulación a quedado al desnudo. Y por otro lado la sociedad en su conjunto está más cerca de entender que la realidad de la precariedad laboral que el Gobierno provincial vine tratado de desandar de manera sostenida, en todos los ámbitos del estado y en todos los municipios de la provincia, no se puede solucionar con un berrinche oligárquico. De hecho el Frente de Todos fue dos veces más votado que el partido de Brizuela y Doria.
Es en este marco, que el gobernador Gerardo Morales por segunda vez intenta ayudarla. Lo hizo días antes de las elecciones pasando por la provincia sin pena ni gloria, cuando la Intendenta incendiaba la Residencia y rodeaba la Casa de Gobierno. Y hoy volvió a hacerlo cuestionando las garantías institucionales de la provincia con un escueto y penoso comunicado a través de Twitter que lejos de parecer un verdadero respaldo político parece un salvavidas de plomo.
La respuesta del gobernador Quintela, replicada masivamente, eximen a este artículo de la necesidad de explicar por qué el Gobernador de Jujuy no tiene autoridad Moral para opinar sobre violencia institucional.
La actitud tozuda de la intendenta, que en la previa de las elecciones se explicaba en el marco de la operación de descredito al Frente de Todos en la provincia, para intentar garantizarle un diputado a su fuerza política en la Cámara, fracasó; ni si quiera sirvió para contener los votos que se le fueron al sector libertario. Y dicho sea de paso, lo que hoy hace la intendenta es un claro ejemplo de que lo que plantean los libertarios, puede servir para atraer incautos, pero lejos esta de ser una política para aplicar dúrate la gestión, ni siquiera dentro de un municipio.
La precariedad laboral es una realidad provincial, nacional y global, que necesita de avances que se encuentran en las antípodas de los programas de gobierno que promueve el sector que representa Brizuela y Doria y compañía en la provincia.
Por Alejandro Romero

